¿Por QUÉ?

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Mucha gente se queja de que el siglo XXI empieza mal, muy mal. Dicen que los panoramas político, musical, televisivo, videojugabilístico, fílmico y en general, todos, van a pique. Esto no es del todo cierto, porque en realidad no es difícil encontrar calidad (menos en el político), basta con buscar un poco. Pero la verdad es que quienes lo dicen tienen toda la razón del mundo. Dentro noticia.

¿Has leído el link? Si no es así, hazlo. Bien, ¿ya?.
¿CÓMO SE LES OCURRE? ¡Matrix, una de las cosas decentes que nos quedaba de finales de los noventa y van y les ponen una cuarta y quinta parte por las buenas! He visto poco de James Cameron, pero poco más pienso ver porque desde Avatar está metido en cualquier parte.

No hablo sólo de él, sino de ese invento que debió haberse quedado a gusto en su mente: el 3D. Parece que desde que salió Avatar (película que ni he visto ni pienso ver) el mundo entero le ha cogido asco a los fotogramas a toda velocidad. Es más, ha trasladado fronteras y se ha instalado en los videojuegos: aunque afortunadamente ya no se ven en los titulares de salida “3D, 3D everywhere”, hace no mucho hubo una época en la que no había peli o juego que no viniera con el dichoso 3D incluido. Dime que es mentira.

¿Pasa algo con esto? No, ¡es genial! En la sociedad de hoy, en la que avanzar es el pan de cada día, una mejora en la calidad gráfica de cualquier imagen supone un agradable soplo de aire fresco para ciertas industrias. Pero, ¡oh! sí pasa. Porque en la otra cara de la moneda que representa esta sociedad está el dinero. Money money, cualquier empresa que encuentre dinero fácil y rápido lo va a intentar conseguir con todas sus fuerzas. Sí, existe el dinero fácil, pero no está al alcance del trabajador medio por desgracia. Esto tiene un impacto grave en la calidad.

  Final Fantasy XIII es el gran ejemplo de los videojuegos: hace diez años, una grandísima saga con historias con mayor o menor profundidad o impacto sentimental, música variada impecable, sistema de combate instintivo y manejable y un mundo enorme por explorar. Ahora que han envejecido un poco tenemos el Final Fantasy XII: unos gráficos de aúpa, una música pasable, una historia y personajes insulsos y una jugabilidad y mapas insípidos (todo en comparación con los juegos de años atrás). Resumiendo, una mierda muy bonita y de colores pero mierda al fin y al cabo.

¿Cómo acabar este post? Sencillo, con un sumario de todas las ideas expuestas.